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En los campos de trigo (II)

Mientras el campesino se afana en reanudar su trabajo, Tewe D'nes rebusca en sus bolsillos con calma hasta que encuentra su yesquero, el cual enciende con parsimonia mientras sus demás compañeros se acercan.  - Tal vez deberíamos ofrecerle algo de dinero a este campesino - comentó Faiuz con voz lo suficientemente queda para que sólo los que se encontraban a su lado pudieran escucharlo - me da que sabe algo más de lo que nos está contando ... Fix es el primero en contestar con un leve "de acuerdo", Mikindur le sigue afirmando en tono firme "vale"y Tewe D'nes no dice nada, concentrado en terminar de encender el maldito yesquero, sólo cuando siente encima suyo las miradas de sus tres compañeros, parece salir de su ensimismamiento y levantando los ojos hacia ellos mueve afirmativamente la cabeza, dando su aprobación. Faiuz, se vuelve con calma, se toma su tiempo y mientras da unos pasos hacia donde trabaja el campesino con el que acaba de hablar,

En los campos de trigo

Tras terminar de escuchar las palabras del campesino Mikindur se aleja unos pasos oteando el horizonte, tal vez tratando de descubrir algún otro poblado, casa o construcción cercana, pero salvo las ondulantes espigas amarillentas de los campos de trigo y algunos pastos verdes no se adivina otra cosa que no sean los inicios del bosque señalado por el lugareño. Fix no dice nada, continúa escuchando atentamente mientras Tewe D'nes sonríe amistosamente sacando de su mochila yesca y un poco de tabaco para hacerse un cigarrillo. Faiuz es el que toma el relevo en la conversación - Y ese mago, ¿lo conoces bien? ¿podemos confiar en él? - pregunta directamente al hombre que sigue afanándose en situar las espigas en su correcto orden en el carro  El campesino se detiene por un momento, mira a su interlocutor, y se encoge de hombros con una expresión seria en el rostro al tiempo que mueve la cabeza - En verdad no se mucho sobre él, señor, vive por allí y poco más, no se relacion

Saliendo del pueblo

Una vez obtenida la información y después de despedirse del tabernero (y por supuesto terminar las consumiciones), recorren el pueblo en la dirección indicada, sin cruzarse con nadie, y pronto salen del mismo. A lo lejos se divisan los primeros campos de trigo y en la lejanía se puede apreciar la enorme extensión que abarcan, el amarillo inunda el horizonte por esa zona. Hacia allí se encaminan, y por fin ven a alguien, 3 campesinos se afanan en sus tareas y no tardan en darse cuenta de su presencia ... Uno de ellos se les acerca de paso que lleva un cesto de espigas recién cortadas a uno de los carros que tienen debajo de un grupo de árboles y les saluda alegremente. Es obvio que los lugareños están más que acostumbrados a ver forasteros por sus tierras. Mientras deposita su carga colocándola cuidadosamente en el carro, les comenta orgulloso que ese que ven es uno de los mayores campos de trigo de toda la isla, y que gracias a lo que sacan de él, viven muchas familias, pues el trig

La taberna (3)

Tras la mínima conversación con el tabernero, Faiuz sale de la taberna, esperando poder encontrar de nuevo a la mujer de antes, mientras se encamina a la puerta observa como sus compañeros hacen señas a los parroquianos y al tabernero para que les ponga otra ronda.  Tewe se anima con algunos chistes al calor de la cerveza, los clientes ríen sin reparos los chascarrillos y no rehúsan conversar con los forasteros, pero no tienen demasiados temas de conversación y aparte de algunas generalidades sobre el tiempo, las cosechas, la pesca y el mar, no dicen nada que parezca interesante. En cuanto la conversación toma otros derroteros, se encogen de hombros y como si no fuera con ellos, no saben, no contestan y no les importa. Es su mundo y su forma de ser tal y como parece. Al cabo de un rato Faiuz vuelve, encontrando al grupo en animada conversación, un cruce de miradas con sus compañeros basta para saber que no han obtenido ningún dato nuevo, y sin siquiera acercarse a ellos, se acoda

La taberna (2)

Mikindur se dirige sin detenerse hacia la barra, pide una jarra de cerveza que le es servida al momento y se acomoda en una mesa justo al lado de la única que está ocupada. Tewe y Fix se detienen un poco más mientras observan el interior de la taberna, pero siguen sus pasos sin hacer ningún comentario, cogen sus bebidas y se sientan al lado de Mikindur. Faiuz es el último en dirigirse a la barra, con calma y sonrisa amistosa le pide su bebida al dueño, al tiempo que le pregunta:  - Disculpe, somos forasteros, como bien habrá supuesto, y acaba de pasarnos algo muy extraño, una mujer ha venido a nosotros gritando a pedir ayuda, ¿sabe usted que le pasa? no ha querido decirnos nada más. El posadero le mira de arriba a abajo, deposita en la barra la bebida y con parsimonia y en silencio sale de detrás de la barra y se asoma a la puerta de la taberna, echa un vistazo y con la misma  parsimonia vuelve a entrar por el extremo de la barra para colocarse en su puesto. - Ahí fuera no h

La taberna

Los esfuerzos para hacer que la campesina diga algo más concreto o aporte algún dato nuevo son infructuosos, está como en estado de shock, no atiende a nada ni a nadie, simplemente repite su letanía en pos de ayuda para que le devuelvan a sus hijas. En vista de ello, deciden dirigirse a la taberna, inconfundible edificio, de madera como todos, con un enorme cartel a la puerta indicando su condición de local público. Al entrar en ella perciben un fuerte olor a madera vieja y sobre todo a vino. El interior es rústico a más no poder, nada sorprendente a tenor del resto de casas del pueblo que han podido ver, dicho sea de paso. No es muy grande, tan sólo una pequeña barra, tras la cual se afana un hombre mayor, pero de enorme corpulencia, y cuatro mesas situadas a su frente, encima de una enorme alfombra bastante raída por el uso y que en sus mejores tiempos debió de ser de color verde, una de ellas está ocupada por dos personas y al final de la barra un tercer cliente se haya sentado

En el pueblo

Tras unos minutos en los que recuperar el resuello y acompasar la respiración después del esfuerzo realizado para arrastrar el bote sobre la arena y dejarlo varado en un lugar seguro, los tripulantes del mismo observan el entorno en el cual han desembarcado, tras una breve deliberación entre ellos, Tewe D'nes se dirige hacia el hombre de avanzada edad que se encuentra pintando su bote muy cerca suyo, allí mismo en la playa. La conversación es breve ya que el hombre parece ser de pocas palabras y Tewe no tarda en regresar al lado de sus compañeros. - Ese tipo no quiere hablar de nada, dice que preguntemos en esa aldea que se adivina por ahi detrás - continúa a la vez que señala los tejados que se ven cerca de la playa tierra adentro. Todos los demás asienten, y deciden caminar hasta esa aldea, poblado, o lo que sea. Tras caminar unos cientos de metros, los tejados se convierten en un par de casas, y al llegar a su altura, se encuentran con una especie de plaza circular rodea